Las flores caen por
el peso
de exceso de conciencias muertas.
La calle caliente
estalla con el contacto
de la rueda embarrada del cementerio.
La luna ríe: por el calor de la noche,
y el tormento del día.
Ya se pueden matar los suicidas
Las manos que juegan a las cartas
En el fondo del mar una embarcación del siglo XVII
me invitan a sentarme con ellos
apostando redes y sueños.
Yo también aposté redes y sueños en una embarcación del siglo XVII.
ResponderEliminar¿Adivinas quién soy?