viernes, 21 de enero de 2011

Sin Salida

Después de lo mucho que me costó convencerme que había nacido, salí...
Encontré tortugas, osos y jirafas
jugando con arena.

Vi a los increíbles superhéroes,
deformar sus caras al tocar el barro.
Escuché llorar a uno que no sabía reír.

Andaba yo, caminando con un sentido propio y confuso, cuando una mujer
me pregunta dónde puede encontrar sus pies.

No sé - respondí.

Le di los míos, no me importaba quedarme detenido.

Él

Se volvió loquito,
loquito de patio.

Por un amor correspondido
que murió en lo platónico.

Mira

Un poco de idiotez y dolor mental
Mirar fijamente una pantalla, de algo.

¿Acaso nunca entendiste
lo mucho que te necesitaba?

No te preocupes
sólo soy alguien
a quien se le pudre el cerebro.

Sonrío, me da una carcajada tu simpleza,
la envidio.

Abre tu mente y encontrarás a la gente
que llora sobre tumbas en los cementerios
Y a otros, caminando
hacia el gran Palacio de Cristal
para quebrarlo con piedras del deiserto.

En donde el amor
cortará las venas de los enamorados
y fundirá su sangre
con las lágrimas de las mariposas muertas.

Juego

Las flores caen por
el peso
de exceso de conciencias muertas.

La calle caliente
estalla con el contacto
de la rueda embarrada del cementerio.

La luna ríe: por el calor de la noche,
y el tormento del día.
Ya se pueden matar los suicidas

Las manos que juegan a las cartas
En el fondo del mar una embarcación del siglo XVII
me invitan a sentarme con ellos
apostando redes y sueños.

Rivalidad

Los honorables muestran a los bohemios
Con perfumes afeminados
Y actos de la Vegas,
Los baratos diagnósticos
de brujas insensatas
que mastican manzanas agusanadas

Visión

En un acto de redes y sueños
Atenta contra la calma
el dramaturgo satisfecho.
Hacia el público rebelde
que se alegra,
Por la muerte de Romeo y Julieta.

Adiós

Si el hormigueo en las venas se detuviera
y el mareo por fin rompiera con el recuerdo
delicadamente, derramaría
sal seca del sufriemiento
por las esquinas.

En medio de un Kaos prematuro,
alguien se desmaya
otros; persiguen la belleza
Y se acercan a la muerte tan temprano.

¿Qué puedo hacer
en este momento tan cruel
en que te veo caer
bajo la luna de miel?

Afonía

Sangre que lucha por salir de tus ojos
se viste de gala para su última presentación

El aire se marcha sin despedirse
Ahora que todos se fueron
sólo funciona la puerta de emergencia


¡Ayúdame! me muero
¡tanta gente hay aquí, tanto ruido
y yo sin sentido del movimiento!


Intenta una, dos y veinte veces levantar la cabeza
pero un frío y torbellino de veneno se la lleva
a un holgazanería

sin pretenciones de cambiar de vida.

¿Explicar?

Si la verdad de todo les contara,
gastaría una vida entera,
quizás una de más de 80 años
y tendría que hablar sin parar un segundo.

Tendría que explicarles todo punto por punto
Cosas importantes se descubrirían:
Como grandes interrogantes científicas,
Como grandes personajes de teatro,

Espectaculares versos
Y filosóficos ensayos

Si les contara la verdad a todos
Tendría que hablar ante una multitud digna de una mega-evento
Sería necesario construir un recinto exclusivo para ello,
Y altavoces tan grandes que tardarían años en construirlos.

Si les contara la verdad
Muchos perdonarían mi actuar
Muchos me felicitarían por mis decisiones
Otros me dejarían de hablar.


Pero, para qué tanta palabrería insensata
Si al final morirá en una desértica mente amnésica.

Mal Chiste

Nos han cambiado el Kaos por un paraíso
En que el olor a demencia
sale por los tubos de fábricas religiosas.

Todas las armas están en nuestras manos
¿qué hacemos con ellas?:
suicidios, muertes, civilización.
Los cuchillos afilados renuncian
Y se entierran en la fértil tierra desértica.

Los enanos prefirieron no salir del bosque.
Ahora Greg Samsa persigue a inocentes esqueletos.
Antes; lo había visto bailar, amar y matar.

Pensé que iba a caer en la depresión más oscura
Pero llegué al mejor de los chistes.

Un Blues

El auto pasó rápido por un lomo de toro que nadie notó. ¡Ouch!, rebotó una cabeza contra el techo -ten cuidado que voy arriba de Matías - dijo Rayén algo molesta. El conductor levanta los hombros como un gesto de disculpas. Todos iban con ánimo suficiente; reían a carcajadas y hablaban todos a la vez, también cantaban con un inglés de oído clásicos del rock & roll, como Faith no more o Soundgarden. Nadie entendía nada, pero iban felices. El ruido de múltiples voces conocidas en un espacio reducido no era obstáculo alguno para sentirse en armonía. De repente, casi sin previo aviso; luz roja: se formó un silencio sobrecogedor, todo se volvía a cámara lenta, las luces brillaban a los lejos y los ecos de las bocinas ensordecían a todos. Era una quietud maquinaria escalofriante; monstruos excavadores sin conductor, autos casi-chocándoles por los lados. Luz verde: ante ella desaparece un hombre honesto que les sonreía. Volvieron a avanzar, sin embargo ya no había música ni voces, todo era silencio y confusión. Descolocados llegaron al Parque O’Higgins, donde encontraron a unos marcianos tocando blues.

Dolor II

El dolor huele a podrido
La visión se hace borrosa.

Alguien golpea las cejas
buscando algo en el cráneo.

Choca con nauseabundas especies
Que invaden de dolor
La calma de un respiro.

Tragedia Moderna

Hay un mundo paralelo que se está acabando
¡Apocalipsis de la fantasía!
De otras dimensiones llegan monstruos
A terminar con el Carpe Diem y la utopía

En un santuario lleno de dolor
Una religión
Esconde las ilusiones
Por cobardía a vivir.

Una mujer que no entiende el chiste humano
Medita, ayuna y reza.
Come liviano y espera a que llegue la fe.


Alguien se rompe los tímpanos
Gritándole a la paz en los subterráneos
Donde ningún Dios llega a escucharlo

Jesús se baja de su cruz
Los clásicos tambalean en las paredes
Los suicidas desaparecen en el día de las fiestas coloridas
Ante el aumento del gusto y la insolencia

Todos están expectantes
A que abran las puertas de las venas
Para ver el fin de la tragedia moderna

Encuentros

Recibí una carta de Matías. Hace tres años que no tenía noticias suyas. Él estaba en Buenos Aires trabajando como pianista en un bar, no le iba mal, hacía lo que amaba, tocar jazz, y le pagaban por ello. Más de alguna vez en mis viajes a Argentina lo fui a ver de incógnito. Aunque él me reconocía, no nos acercábamos a saludarnos. No sé por qué hacíamos eso, no tenía sentido ir y no saludarlo, pero fueron tantas veces que ya se trasformó en costumbre. Un día me lo encontré cerca del metro Los leones en Santiago de Chile, ambos no teníamos nada que hacer así que nos sentamos a conversar en un café.


- Estoy escribiendo un libro – le dije con alegría.

- Muy bien, ¿de qué se trata? – contestó él.

- Sobre un hombre y una mujer - contesté yo

- ¡Muy original de tu parte! - dijo con tono irónico -Deberías escribir sobre árboles que dan sombra en los desiertos - Se echó para atrás, sacó un cigarrillo y lo encendió. Nos quedamos callados un rato.

- Un hombre y una mujer que se enamoran bajo un árbol que da sombra en el desierto y le prometieron al árbol que el amor sería eterno y ellos se juraron fidelidad y lealtad hasta que se mueran – dijo rápidamente Matías.

- No es mala idea, deberías escribirlo tú Matías.

- Yo no tengo ese don, tú eres el escritor yo soy el músico.

- Escribe cosas con tú música entonces.

- Bueno, me tengo que ir, cuídate, en estos días te enviaré una carta. Chao

- Chao, un gusto de verte, Matías.

Saqué un cigarro, me fui a casa y no supe nada más de él hasta esta misteriosa carta que me llegó tres años después de ese encuentro. Estuve leyendo en la cocina un poco despistado, arrugué el papel por casualidad en una acción refleja inconsciente. Leí hasta un poco más de la mitad. Matías quería que quedáramos, me dio una dirección que luego busqué en internet. Cogí mis cosas, mi pendrive y salí a la calle. La idea de no ir sobrevoló en mi cabeza y entré a un bar, pedí un café. No ponía hora específica en la carta, decía cosas tan amplias como “tienes que llegar en la tardecita”. Salí del bar y vi una ambulancia loca por abrirse paso. Deambulé por calles y olvidé el verdadero motivo de mi salida.

- ¿Dónde iba yo?, ¿a qué? ¿para qué? ¿Matías? Ese loco jazzista está jugando conmigo.

Al final sin darme cuenta llegué al lugar de la cita: Funeraria Los Ángeles.

Saqué la carta de mi bolsillo la estiré lo que pude y al final decía:

SUGERENCIA: “Sal de ahí y no me vengas con chimuchinas”